Las portadas neoclásicas de las casas de Bremen, que disfruto en los veranos, parecen también sumarse a ese rasgo que observo en las ciudades alemanas o suizas: conservar y no demoler y comenzar todo desde cero a la menor ocasión. La oportunidad, entendida en Alemania, sería no demoler. Hemos visto infinitud de locales, aseos, restaurantes, que siguen como en los años 70 u 80. No hay necesidad de reformarlos solo porque parezcan anticuados. Lo mismo ocurre con el Neoclásico: se siguen construyendo columnas y frontones, porque de algún modo, siguen funcionando. ¿Qué necesidad hay de cambiar de lenguaje?, deben preguntarse. Una mentalidad práctica y conservadora que define a un país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario