Provocan ríos de tinta, enfrentamientos oportunistas a veces estériles, otras veces muy justificados. En Sevilla tenemos varias obras-estrella paradas o con muy poca actividad constructiva. Traigo aquí la Biblioteca del Prado, de Zaha Hadid, y la Plaza de la Encarnación, de Jürgen Mayer.
Sin entrar a valorar ambos proyectos, que tienen poco que ver con las tendencias que más me interesan en Arquitectura, valoro enormemente el estado de abandono que presentan ambas obras en la actualidad; están en un momento en el que igual pueden avanzar hacia delante o hacia atrás, con una apariencia que recuerda a los restos de grandes barcos o cadáveres de ballenas varadas en alguna bahía recóndita, que a mí me parece de gran belleza. Su estado actual me parece más sugerente que el que se les presume al concluir las obras; si fuera político con capacidad de decisión, propondría proteger los restos de ambas obras y dejar que la vegetación y la ciudad avanzaran sobre sus ruinas, las invadieran y formaran una suerte de paisaje romántico y crepuscular, como recuerdo de una época y de una burbuja que explotó.
Sin entrar a valorar ambos proyectos, que tienen poco que ver con las tendencias que más me interesan en Arquitectura, valoro enormemente el estado de abandono que presentan ambas obras en la actualidad; están en un momento en el que igual pueden avanzar hacia delante o hacia atrás, con una apariencia que recuerda a los restos de grandes barcos o cadáveres de ballenas varadas en alguna bahía recóndita, que a mí me parece de gran belleza. Su estado actual me parece más sugerente que el que se les presume al concluir las obras; si fuera político con capacidad de decisión, propondría proteger los restos de ambas obras y dejar que la vegetación y la ciudad avanzaran sobre sus ruinas, las invadieran y formaran una suerte de paisaje romántico y crepuscular, como recuerdo de una época y de una burbuja que explotó.
1 comentario:
No sería mala idea, emular al convento de Santa Clara...
Yo, por mucho ejercicio comparativo que hago, con el Louvre, o con Praga, no lo veo, no lo veo...
Besos varados.
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