Madrid en Navidad


He podido pasar unos días de Navidad en Madrid. La Navidad me gusta, Madrid me apasiona, así que la mezcla, obviamente, me resulta muy atractiva.

Me gustan las ciudades, cuanto más grandes, mejor. Me gustan las posibilidades que ofrecen, no únicamente en estas fechas, y de las que Madrid cuenta con un buena selección: los museos y exposiciones, las galerías de arte, las librerías, las tiendas impensables en mi ciudad, las masas aceleradas por las calles, el transporte público, los paseos por la ciudad, invernal y acogedora, festiva y anónima.

Creo que sería incapaz de vivir en el campo o en un pequeño pueblo. Mi condición de urbanita se impone y disfruta especialmente en esta época en la que las ciudades se muestran con sus virtudes y defectos elevadas a la máxima potencia. Las ciudades son el máximo exponente de todo lo bueno y lo malo que ha hecho la humanidad con su propia historia, todo se refleja en ellas y deja su huella. También las ciudadades contemporáneas son espejo de lo mejor y lo peor de las sociedades actuales; leyendo las ciudades en las que vivimos se entiende el mundo en el que vivimos. Pero me quedo, como no podía ser de otra forma, con su alegría bulliciosa navideña; impostada o verdadera, a mí me conmueve.

Feliz Navidad y buen 2010.

1 comentario:

Unknown dijo...

A veces vivir en un pueblo pequeño, te abre mucho más los ojos cuando de repente te ves inmerso en la gran ciudad. Hasta las luces de los semaforos, los rótulos, los ruidos, los coches, la multitud con todo su colorido,,todo esto permite que tu grado de atención no pare ni un solo minuto. Es como el niño pequeño que vive arropado en su cunita, cuando sale de casa, es toda una experiencia.