Hace poco tuve oportunidad de conocer la nueva terminal del aeropuerto de Barajas, la T4, obra de Richard Rogers y del Estudio Lamela. Disfrutable como usuario, agradecida en el uso de la luz natural y el color, pero con la misma (o más) sensación de espacio inabarcable que la mayoría de los aeropuertos de estas características; quizás no sea un problema del uso de la escala en el proyecto, sino del propio punto de partida en la tipología. En cualquier caso, constituye a mucha distancia el espacio más agradable que me he encontrado nunca en un aeropuerto. Me gustó.
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